5 razones por las que no hay que mentir a los niños

Los niños confían ciegamente en sus padres y personas cercanas, así que mentirles es tirar esa confianza por la ventana y dañarlos para siempre.

No es ningún secreto que los niños actúan y forman su personalidad conforme a la educación que reciben en casa.

A veces, sin que los papás se den cuenta transmiten malos hábitos a sus hijos y sin querer los niños van creando ideas erróneas sobre el comportamiento de sus padres, ya que en la mayoría de los casos llegan a considerar como normales ciertas actitudes negativas de sus progenitores o cuidadores.

Uno de los malos hábitos que tenemos como adultos es mentir, algunos lo hacen con tanto empeño que su padecimiento es clasificado por los psicólogos como mitomanía o psuedología fantástica.

Un sujeto encasillado como mitómano miente de manera compulsiva, generalmente sobre sí mismo, de esta forma logra distorsionar su realidad y crear una especie de plano paralelo.

Para que la mitomanía se considere patológica es porque el individuo necesita ya de un tratamiento, pues en ocasiones mentir es un síntoma de trastornos, por ejemplo: trastorno histórico de la personalidad, trastorno narcisista o el síndrome de Münchausen, entre otros.

Un mitómano difícilmente aceptará que tiene un problema, sin embargo es posible que acepte ayuda profesional. Aunque ya nos fuimos a casos muy extremos de las mentiras, aquí te decimos el porqué debes evitar mentirle a tus hijos.

Primeros pasos para NO MENTIRLES a tus hijos

En primer lugar, debes reconocer si mientes con frecuencia y en frente de tus hijos, porque es un hecho, que aunque seamos los más honestos del mundo, en algún momento se nos escapan algunas «mentiras piadosas», pero el asunto se complica cuando los papás mienten desmesuradamente frente a sus hijos, aunque la mentira no se dirija a ellos directamente.

Si tú mientes para no ir al trabajo o cuando llegas tarde a alguna cita, o en la charla casual con un amigo, pero tu hijo es testigo de estas acciones, en primer lugar no entenderá la razón de tu «mentira piadosa» y seguramente intentará cuestionarte o desmentirte frente a la otra persona, después de todo los niños no saben que a veces los adultos mienten para librarse o sacarse rápidamente de un apuro.

Si tu hijo te ha sorprendido en un escenario así, no lo regañes, es el momento de que le expliques y le adviertas sobre las graves consecuencias de mentir. NO ocultes nada, sé sincero y respetuoso para que él siga creyendo y confiando en ti.

¿Por qué no debo mentirle a mi hijo?

  1. Tú eres su ejemplo a seguir: como adulto conoces y seguramente tienen malos hábitos, por ejemplo, no llevar una dieta saludable, ser impuntual o mentiroso.

Detalles que posiblemente pasan desapercibidos ante tus ojos, pero no ante los de tus hijos, inconscientemente ellos van adoptando algunos rasgos de tu forma de ser.

Al momento de criar a tus hijos es muy importante que hagas un examen de introspección y pienses cuáles son la imagen, hábitos y valores que deseas transmitirles.

  • No confiará en ti: es difícil ganarse la confianza de las personas, pero es muy fácil perderla.

Para los niños sus papás son unos súper héroes llenos de virtudes, solo basta con escuchar una plática entre niños de preescolar discutiendo por quien tiene al mejor papá o mamá y de inmediato empiezan a argumentar las cualidades que ellos consideran importantes y admirables.

Algunos niños presumen la profesión de sus padres, las habilidades que tienen para practicar un juego o deporte, la forma de reír, entre otras cosas, que para ti pueden no importar tanto, pero para ellos si.

Por eso, no los defraudes y dales motivos para que se sientan más orgullosos y menos decepcionados.

  • Debes hacer que se responsabilice por sus actos: cuando una persona miente, lo hace porque ha obtenido resultados a su favor o no ha sido descubierto en sus historias; sin embargo, es un mal hábito que motiva la evasión de la responsabilidad.

En ocasiones las personas mienten para librarse de una situación embarazosa o ganar algún beneficio, por ejemplo, aplazar la presentación de un trabajo. Mas, estas «mentiritas», solo deforman los valores éticos de los individuos, pues en lugar de volverse comprometidos, honestos y responsables, se convierten en todo lo contrario.

¡No permitas que tu peque lo sea!

  • Mentir afecta a terceros: por más sencilla, simple o insignificante que parezca una mentira, la verdad es otra. Cualquier falsedad tendrá una consecuencia y no solamente en la vida de quien miente, sino en la vida de terceros.

Por ejemplo, en un trabajo escolar en equipo, cuando un integrante no hace la parte que le corresponde y miente para justificarse, no solo se ve afectado él, sino todo el equipo, ya que es una actividad con la que no podrán cumplir.

Enséñale a tu peque de empatía, es una pieza clave para no mentir.

  • Pueden caer en el autoengaño: si para ti mentir es un hábito, por desgracia también para tu peque lo será.

A veces mentimos cuando nos sentimos intimidados o alardeamos de más con nuestras palabras, pero las grandes consecuencias son, en primer lugar, sentirnos mal con nosotros mismos por culpa del autoengaño y en segundo lugar, corremos el riesgo de que nos descubran, lo cual provocaría sentimientos de vergüenza o coraje.

Si eres de los que miente sobre su vida laboral, sus éxitos o situación económica y lo haces delante de tu hijo, para él se volverá muy fácil hablar de si mismo como tú lo haces de ti. Pero solo será una fantasía, muy difícil de afrontar.

Fuentes

https://elpais.com/elpais/2018/02/08/mamas_papas/1518104925_173101.html

https://www.google.com/amp/s/lamenteesmaravillosa.com/como-nos-afectan-las-mentiras/amp/

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