La dislexia ha generado problemas de bullying en las escuelas e incluso entre las personas, ya que se cree erróneamente que quien la padece carece de inteligencia, aunque en realidad no tiene relación con eso. Hace algunos años, los padres y maestros creían que este trastorno era una distracción de los niños, así que los forzaban a poner atención en lo que leyeran o escribieran, lo que generaba un trauma en los pequeños.
La dislexia es diagnosticada como una alteración en la habilidad lectora, que dura toda la vida de las personas que la tienen. Algunos estudios señalan que el 17 % de la población mundial muestran dificultades en la lectura, además, afirman que la dislexia tiene un componente genético y, por lo tanto, se repite entre los miembros de una familia.
Regularmente la dislexia se asocia con la dificultad al leer o escribir, pero ésta también se identifica, cuando los niños no comprenden los textos, tienen dificultad para deletrear las palabras y presentan dificultad para responder preguntas acerca lo que han leído.
De hecho, se han identificado cuatro tipos de dislexia:
- En la comprensión lectora.
- En la ortografía.
- En la escritura.
- En las matemáticas.
Como ya lo mencionamos en una nota anterior (¡Mi hijo no comprende las matemáticas!), algunas veces estas variantes pueden darse en un sólo caso.
Uno de los mitos que han surgido en torno a la dislexia, es pensarla como un problema visual, porque se invierten letras o se escriben las palabras al revés. La realidad es que no se trata de un problema de la visión ni con ver las letras en la dirección equivocada, se trata de malas señales que ocurren en el cerebro, al visualizar un conjunto de palabras.
Otro tabú que debemos aclarar, es que la persona con dislexia no deja de ser inteligente. Las personas que tienen esta condición son tan inteligentes como los demás, por lo cual son capaces de hacer una carrera profesional, ser músicos, artistas, incluso hay escritores con esta condición, y aunque algunas veces les ha sido difícil expresar sus ideas, con técnicas adecuadas lo han logrado.
Este problema de lenguaje puede diagnosticarse desde los cuatro años, sin embargo, en algunos chicos se ha diagnosticado la dislexia hasta su etapa de secundaria, cuando empiezan a tener problemas con habilidades más complejas, como la gramática, la compresión lectora, la fluidez al leer, la estructura de las oraciones y la escritura más detallada.