Los cuentos que no debes contarle a tus hijos

Las palabras duelen más que los golpes y dejan cicatrices más profundas que cualquier herida. Como adultos y papás tenemos en nuestras manos una enorme responsabilidad, pues podríamos destruir en un segundo a nuestros pequeños. Ten mucho cuidado con lo que les dices, empieza por quitar de tu vocabulario estas frases:

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Cuando yo tenía tu edad, me iba muy bien en la escuela

Desde el nacimiento y hasta los 6 años, papá y mamá son prácticamente dioses para el niño, ellos lo saben todo y todo lo pueden, son los padres quienes enseñan al niño a relacionarse con él mismo y con el mundo que lo rodea.

La frase en cuestión puede interpretarse como una competencia del padre o madre con su hijo, es algo así como si le dijera: ”Nunca podrás ser como yo, no importa cuánto lo intentes, soy mejor que tú».

Los niños que crecen en un contexto así, por lo general intentan demostrarle a su familia que son buenos. Y es que, claro, diciendo cosas de semejante naturaleza, se estimula la parte narcisista de la mente del niño y eso provoca que quiera alcanzar ciertas metas, hasta ahí todo muy bien, el problema es que al fin de cuentas no lo hará para sí mismo, si no para agradar a mamá y papá con el propósito de que finalmente vean que es digno de ellos.

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Al crecer, estos niños no son capaces de alegrarse con sus logros, la alegría aparece sólo si su progenitor reconoce su éxito, pero eso es muy poco probable.

Mira, Olivia tuvo 10 en el exámen y tú un 8

La mayoría de los padres hacen todo con la mejor intención, quizá ellos mismos tuvieron una experiencia similar en su infancia y por eso aluden a un ”no hay nada malo, a mi también me dijeron eso y mira, soy una persona de bien“. Ellos lograron «olvidar» lo mucho que duele cuando papá o mamá te rechazan diciendo “Tal niño es mejor que tú”.

Soportar algo así, causa en realidad mucho dolor, y ese dolor suele acompañar a los niños, aún en su vida adulta (además de generar un odio inmediato hacia “Olivia“, peor si es tu hermana).

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El niño siempre se siente mal cuando lo comparan con otro compañerito de clase, o bien con su hermano o hermana. Al crecer seguirá comparándose con otros, nunca a su favor.

Como te comportas mal, ya no te quiero

Después de una frase así, el niño empieza a esforzarse con todas sus ganas de actuar “correctamente“, deja a un lado todas sus necesidades y deseos, ”desarrolla una antena” que adivina lo que quieren sus padres.

Al fin de cuentas el niño como tal acaba por no existir. En la vida adulta intentará satisfacer a la gente, e inconscientemente vivir bajo el principio de: “Quiero que me amen y para eso debo gustar y satisfacer, no escucharé mis propios deseos, sino que haré todo por cumplir los de otras personas”.

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Por favor, no utilicemos chantajes, advertencias, castigos o premios, para que nuestros hijos se porten “bien”.

@Pipochos

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