Es bien conocido que los niños aprenden, sobre todo por observación e imitación del mundo en el que viven, y de cómo se comportan las personas que tiene a su alrededor, cuya principal fuente de referencia somos los padres.
Aprender es algo que hacemos desde que nacemos. Los primeros años de vida son esenciales en la formación de conductas nuevas, y la primera técnica para aprender es simplemente observar.
Los niños, sobre todo los más pequeños, están constantemente observando lo que les rodea y aprendiendo de ello.
Es lógico; es su marco de referencia, lo primero que conocen y, por lo tanto, lo que consideran único y verdadero, sin cuestionarse nada más.
El estilo de comportamiento y el patrón de conductas que seguirá ese niño en sus próximos años, dependen en gran parte de esta etapa. Y esto sirve tanto para conductas positivas como para negativas.
Si ve que sus padres critican a cualquier persona por algún defecto, aprenderá que lo correcto es criticar a los demás; si ve que sus padres ayudan a la vecina a llevar su despensa, aprenderá que lo correcto es ayudar al que lo necesita; si ve que sus padres se hablan a gritos e insultos, aprenderá que lo correcto es ese estilo de comunicación; si ve que sus padres aceptan las críticas y son tolerantes, aprenderá que lo correcto es esa forma de comportarse.
Todo eso que ha aprendido será lo que haga de mayor. En la práctica clínica queda demostrado cada día: la mayoría de personas se comportan según lo que aprendieron de pequeños.
La gente que sufre algún episodio de depresión, en muchas ocasiones ha tenido un padre o una madre con un estilo de personalidad depresivo; los que maltratan suelen haber sido agredidos o maltratados cuando eran niños, o alguno de sus padres era violento con el otro; las personas inseguras o con miedo a que ocurra algo terrible, han tenido, muchas veces, unos padres que les han protegido de absolutamente todo.
Y como éstas, otras muchas conductas se las debemos a nuestros padres.
Ten claro esto: tu hijo aprenderá más de lo que te ve hacer, que de lo que le digas que haga. Como se suele decir, una imagen vale más que mil palabras, y en este caso el significado es el mismo.
Adopta conductas positivas y unos patrones de comportamiento adecuados, cuando estés con tu hijo, porque estará observándote y aprendiendo.
Y aprovecha para realizar hábitos saludables con él, como ir en bici o aprender a cocinar algo sano, y así, además, compartirán grandes recuerdos juntos.
Sin duda alguna, asumir que los niños hacen lo que ven supone asumir una gran responsabilidad. Educar con el ejemplo no siempre es fácil, muy especialmente cuando los adultos, a veces les pedimos a los niños cosas que ni siquiera nosotros hacemos.
Lo positivo es que, aunque con frecuencia hagamos las cosas mal y ellos lo presencien, también podemos enseñarles a rectificar.