El tiempo que un niño pasa frente al televisor, es tiempo que le resta a otras actividades importantes como la lectura, el trabajo escolar, el juego, la interacción con la familia y el desarrollo social.
Los niños también pueden aprender cosas en la televisión: unas pueden ser educativas y otras inapropiadas o incorrectas.
En la mayoría de las ocasiones, los niños no saben diferenciar entre los contenidos que les vienen bien y los que no, del mismo modo que su ingenuidad hace que tengan dificultades para distinguir entre la ficción presentada en la televisión y la realidad.
Los niños que ven demasiada televisión están expuestos a un mayor número de riesgos para su desarrollo intelectual y emocional. Algunos de ellos son los siguientes:
- Sacar malas notas en la escuela. Sucede al dedicar más tiempo a la televisión que a los deberes y al estudio.
- Leer menos libros. Demasiada televisión resta tiempo a la lectura.
- Hacer menos ejercicio físico. La televisión supone un grave peligro de sedentarismo para los niños.
- Convertirse en niños pasivos.
- Entender parcialmente lo visto. La violencia, la sexualidad, los estereotipos de raza y de género, y el abuso de drogas y alcohol, son temas comunes en los programas de televisión. Los niños pueden asumir que lo que ellos ven en televisión es lo normal, seguro y aceptable. En consecuencia, la televisión también expone a los niños a tipos de comportamiento y actitudes, que pueden ser abrumadores y difíciles de comprender.
Es una fuente efectiva para la formación de actitudes, la adquisición de habilidades y la formación del comportamiento del niño. Es un medio de socialización. Los niños ven la televisión para distraerse, reducir las tensiones y obtener información. Además, hay niños que ven la televisión porque desde muy temprana edad, les fue impuesta y a ellos no les queda otro remedio.
Ver la televisión es una de las actividades preferidas de los niños. El tiempo que ellos dedican a la televisión varía en función de la edad, el sexo, la clase social, y está directamente relacionada con el tiempo que dedican sus padres a ver la televisión. Los padres deben ser un ejemplo.
Cuando en el ambiente del hogar, está muy arraigada la costumbre de ver la televisión, los niños suelen adoptar esa misma actitud por imitación e identificación. En muchos hogares, la televisión ejerce el papel de compañía, una especie de ‘niñera’ para los niños.
Evita que los niños estén corriendo por toda la casa y se estén peleando, pero resta tiempo al estudio, a la lectura, al deporte y a los juegos.
Hay que estar atentos al hábito de ver la televisión de los niños. Es necesario conocer más profunda y particularmente su terreno, para evitar que nuestros hijos adquieran conductas agresivas, erróneas, o aprendidas por imitación.
No se puede olvidar que nuestros pequeños están iniciando su formación y que todo lo que vean, escuchen y vivan, influirá en su desarrollo.