Las actividades extraescolares son un complemento de la jornada escolar para la mayoría de niños. Son buenas para su desarrollo, siempre que no les supongan un esfuerzo agotador. ¿Cómo saber si tu hijo tiene una agenda demasiado llena?
Tu hijo puede practicar actividades extraescolares, como deportes, teatro, música o idiomas, pero es importante que lo haga de manera moderada.
Las actividades en cuestión son beneficiosas para los niños, ya que desarrollan nuevas facetas que no se aprenden en clase. Sin embargo, debes tener algunas cosas en cuenta:
• Respeta los gustos de tu hijo cuando escojas una actividad. Quizás tu has pensado en inscribirlo a piano y tu pequeño prefiera hacer fútbol.
También puede ocurrir que tu hijo no quiera hacer ninguna actividad extraescolar y prefiera jugar con los amigos, o estarse en casa leyendo cuentos y disfrutando con sus juguetes. También es valido.
• Evita tenerlo ocupado demasiados días de la semana. Con que tenga dos tardes de actividades, es más que suficiente.
Así también tiene días para jugar y pasar la tarde en familia, en el parque o dando un paseo, actividades fundamentales para su desarrollo.
• Sí tu pequeño hace más de una actividad extraescolar, lo ideal es que una sea deportiva y otra artística.
Los expertos recomiendan no recargar a los niños, porqué tener tantas obligaciones puede generarles estrés emocional y, en algunos casos, fracaso escolar.
El estrés infantil puede manifestarse mediante síntomas físicos y psicológicos.
→ Síntomas físicos: dolores de cabeza, molestias estomacales, problemas para conciliar el sueño, pesadillas y disminución del apetito.
→ Síntomas psicológicos: ansiedad, aparición de preocupaciones, incapacidad para relajarse, comportamiento agresivo, y regresión a comportamientos típicos de etapas anteriores del desarrollo.
Cuando se exige demasiado a los hijos puede ser perjudicial. Es importante no programar en exceso a los niños.
En niños mayores, la acumulación de actividades extraescolares o la dedicación que necesita para proseguirlas, según van avanzando los niveles, puede quitar tiempo real de estudio, o puede que cuando el niño se pone a estudiar después de la clase extraescolar, está suficientemente cansado, para empezar con eficacia un rato de estudio.
Hay que fomentarles aficiones y hobbies, pero ha de ser algo que resulte grato y motivador para el niño, o acusará el cansancio a la hora del estudio.
Se trata de racionalizar y, a medida que van creciendo, ir reduciendo actividades, quedándose sólo con la que sea su verdadera afición, o bien dejarlo para los fines de semana.