La natación es un deporte muy completo: involucra todos los grupos musculares. En los niños, este ejercicio fundamentalmente aeróbico y realizado de manera regular, provoca no sólo un disfrute activo del ocio, sino una reducción de los factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Es el espacio físico más completo que existe para el desarrollo de las aptitudes físicas, psíquicas y neurológicas. La natación se puede practicar desde los primeros meses de vida, iniciándose en el aprendizaje a los 3 años.
Razones para nadar
Controla el peso corporal, lo que previene la obesidad en niños, (el 80 por ciento de niños obesos lo serán también de adultos).
Baja la concentración de colesterol en la sangre: reduce el desarrollo de la arteriosclerosis desde la infancia.
Mejora la flexibilidad, coordinación, agilidad, velocidad y fuerza muscular.
Puede favorecer la socialización y la solidaridad; tener nociones de salvamento y poder ayudar en una situación real, es un valor agregado en el aprendizaje.
El contacto personal favorece las relaciones interpersonales y ayuda a superar miedos.
El pequeño aprenderá a jugar, a relajarse, a relacionarse con niños de su misma edad y a trabajar en equipo. Además, la natación le permitirá desprenderse de sus padres por un tiempo, al nadar él solo, aumentando así su autoconfianza y autosuficiencia.
Los niños pueden “aprender a nadar” desde las primeras semanas de vida, pero las escuelas de natación no suelen admitirlos hasta cumplidos unos meses. Por ello, se recomienda que los padres favorezcan la familiarización del niño con el agua, durante los primeros meses de vida.
Todos los deportes aportan beneficios sobre la salud, siempre y cuando se practiquen de forma adecuada. Sin embargo, la natación tiene unas características especiales que no poseen otros tipos de ejercicios aeróbicos.
Si quieres que tus hijos sean unos apasionados del agua, no esperes más y apúntalos a natación.