Tu labor como madre o padre de familia, es delimitar reglas de conducta con disciplina, con amor.
Si aprendes a decir “NO” a los niños. No le harás un mal sino todo lo contrario, aprenderán a desarrollar seguridad en sí mismos. Siempre y cuando sea de la manera efectiva y adecuada. Lo mejor es utilizando la disciplina positiva.
Se entiende por disciplina positiva, las enseñanzas para entender el comportamiento de los niños y la forma de abordar su actitud, para guiarles en su camino, siempre de forma positiva y afectiva.
La disciplina positiva se basa en la comunicación, el amor, el entendimiento y la empatía para disfrutar de las relaciones familiares y da herramientas a los padres para entender el comportamiento de sus hijos y conducirlos con respeto, sin castigos y de forma afectuosa.
La disciplina positiva es un enfoque que no incluye el control excesivo. Se basa en el respeto mutuo y la colaboración, todo con la intención de enseñar al niño competencias básicas para la vida.
Te damos algunos ejemplos sobre cómo aplicar esta disciplina, para fijar límites y normas:
Empatía: Cuando te pones en los zapatos de tu hijo te será más fácil escucharlo. Por ejemplo: «tienes dos horas de parque si haces la tarea». Tu hijo también puede participar, mediante la negociación: «¿pero me das una media hora para descansar después de llegar de la escuela, y luego hago la tarea?»
Y así se va dando su participación.
Ayúdalo a pensar: «¿por qué crees que esto es malo para ti?» Y el mismo niño puede elaborar una respuesta.
Da el ejemplo: Los niños se fijan siempre en el comportamiento de los padres. Puedes decir en voz alta: «descansaré media hora antes de trabajar en la computadora». Cuando se cumplan, debes pararte y anunciarlo, que él se dé cuenta que cumples tus compromisos.
Firmeza a la hora de fijar límites: Hazle sentir importante pero recordando las reglas «¿recuerdas cuánto tiempo acordamos que descansarías?»
Dialoga con tu niño: «¿recuerdas nuestro acuerdo?, ¿en qué consistía?, ¿qué pasó con lo que acordamos?, ¿qué vas a hacer para remediarlo?» . Siempre hazle sentir al niño que debe hacerse cargo de su comportamiento. Así le estarás dando responsabilidad sobre sus actos.
Critica la acción y no a él: No generalices ante sus comportamientos: «es que eres muy grosero, eres mal educado,eres un niño malo». Frases de ese tipo sólo lograrán que se convierta en eso que le dices, y que se identifique con esas palabras. Recurre a: «fuiste grosero con esa persona, se sentiría mejor si te disculpas con ella.»
Enfócate en lo positivo de tu hijo: Igualmente reconoce la acción y no la persona. «Hiciste muy bien tu tarea, te felicito». Evita frases del tipo: «eres una niña buena, eres la mejor», etcétera.
Cuando aprenden a colaborar y a tomar decisiones en familia, acaban convirtiéndose en personas que “saben” tomar decisiones, que asumen sus responsabilidades, y que tienen un concepto positivo de sí mismas.