Busca un “lema”, una lista que defina las cualidades más importantes de tu hijo.
Díselas tantas veces como puedas, de manera significativa: mirándolo a los ojos, creyendo lo que dices. Dicho en un momento especial, tienen un efecto trasformador.
Se trata de resaltar algunos aspectos de su personalidad, cualidades que le hacen ser esa persona única, por lo que debes decírselo honestamente y absolutamente convencid@ de que es así.
Una frase creada especialmente para tu peque, que pueda guardar y recuperar cuando la necesite, que le ayude a identificarse, y refuerce precisamente lo mejor de él o ella.
Y sobre todo, que tu hijo sienta que es verdad. Eso es muy importante.
- “Eres flexible, eres alegre y eres único”.
- “María es buena, inteligente y aprende de los errores”.
- “Tú eres listo, tú eres bueno, tú eres importante”.
- “Eres especial, eres único y eres valioso”.
La autoestima es una pieza fundamental en la construcción de los pilares de la infancia y adolescencia. No es una asignatura que se aprende en el colegio. Se construye diariamente con las relaciones personales de aceptación y confianza.
El lado emocional de los niños jamás debe ser ignorado por los padres. Hay que estar atentos a los cambios de humor de los niños, y a sus altibajos emocionales.
Desde el nacimiento a la adolescencia, por su vulnerabilidad y flexibilidad, los niños deben encontrar seguridad y afecto en las personas que les rodean, y los padres pueden hacer mucho por mejorar la autoestima de su hijo.
Todo lo que se consigue en este periodo de desarrollo y crecimiento físico, intelectual y emocional, puede sellar su conducta y su postura hacia la vida en la edad adulta.
Pipochos 